Labores agrícolas de antaño (las hoces)

Completamos la descripción sobre la siega, ofrecida en la anterior entrega, con una visión más literaria de esta tarea agrícola. En este caso, recurrimos al libro Estampas de aldea, del maestro segoviano de La Cuesta, Pablo de Andrés Cobos, reeditado por Arqueología de imágenes y que, como recordaréis, fue presentado en Otones el verano pasado.

Al mismo amanecer, en la esquina de la tierra, comenzando la jornada. El almuerzo a la salida del sol. Sobre el rastrojo se tira la tienda. Cada uno se acomoda como puede en torno al cazuelo. Las mujeres se sientan sobre las piernas, los hombres se tumban sobre el codo, los chicos en cuclillas. Un cazuelo grande llenito de sopas empimentonadas; sobre las sopas torreznos. No son todos los torreznos iguales; chiquitillos son los nuestros, los de los chicos; pero suficientes para pringar un buen cantero de pan. Un golpecito al barril y a la ducha otra vez. Sigue leyendo «Labores agrícolas de antaño (las hoces)»

Labores agrícolas de antaño (en las eras)

Una vez que estaba la mies en la era, se comenzaba la trilla y la limpia. Los trillos estaban compuestos de tres o cuatro tablones bien ensamblados que formaban un rectángulo con uno de sus extremos alabeado para que se deslizara por la mies. La cara inferior estaba cubierta de pequeñas piedras de cuarzo o pedernal con finas aristas que cortaban la parva. Dando vueltas por la parva se iba desmenuzando la paja y se dejaba libre la semilla. El trillo solía ser arrastrado por un par de animales, a los que había que dar con una tralla, y de vez en cuando alguna persona mayor mandaba a los que iban en el trillo (alguna mujer o niños, y alguna piedra o saco con grano para hacer peso) que dieran con el látigo al ganado y se dirigieran por el centro o corona para trillar la parva uniformemente. Sigue leyendo «Labores agrícolas de antaño (en las eras)»