Pregón de D. José María Peinador (2008)

Buenas noches, Otones:

Mentiría si dijera no sentirme agradecido por haber sido elegido pregonero de mi pueblo. En principio, dije no, pues a ver qué digo yo, cuando pregoneros anteriores lo han hecho de maravilla.

Un recuerdo a todos ellos y en especial a los que ya no están entre nosotros, pues este año son muchos los que se han ido.

Intentaré, por tanto, no ser el mejor pregonero, pero sí el mayor defensor de este mi pueblo y sus fiestas.

De Otones se ha dicho ya casi todo, sobre su historia y su progreso… Y hablando del progreso… Recuerdo mi infancia y adolescencia, con mis padres y mis hermanos, familia numerosa, como las de la mayoría. Hay quien dice que era porque no había televisión en los años 40 y 50 de la televisión en Otones ni se oía hablar, yo pienso que los inviernos eran largos y largas y frías sus noches y el que podía calentarse, se calentaba y de ahí venían las familias numerosas. Yo no era de los que me podía calentar y mi madre me calentaba la cama con la plancha o el brasero de mango largo, y en la misma posición que me acostaba así me levantaba, porque cualquiera se movía. Las casas eran grandes, pero las dos terceras partes eran para los animales y no voy a decir quién ni cómo se la repartían. Un animal muy especial y que tenía habitación propia, la «cochiquera». era el cerdo. Éste se comía todas las sobras, y hay que ver que bien reciclaba: ¡Qué jamones!, ¡qué chorizos! y ¡qué lomos! Otro animal era la gallina, que no voy a decir lo que comía poe respeto a las fiestas, pero completaba el almuerzo del segador.

Sien embargo, reciclar hoy es otra cosa: el cartón al contenedor azul, el vidrio al contenedor verde, el plástico al amarillo y restos orgánicos al contenedor de siempre. Todas esas cosas menos el vidrio, se las comía el cerdo.

Entre mil anécdotas podría hablar de las calles y sus barros; te decía tu madre, vete al colegio y no te manches, no hacías más que salir a la calle y zas, el barro te llegaba hasta las orejas. Llegabas a la escuela y el maestro te decía: «José María, por no decir otro nombre, coge el cubo y vete a por roñas para la estufa, y poco antes te había dicho tu madre ¡no te manches!. Las once de la mañana y el recreo, las cañas, el corralón y la plaza y nuestros juegos, y poco antes te había dicho tu madre, ¡no te manches!

De las escuelas habría un montón de anécdotas que contar, pero no daría tiempo. Recuerdo la Semana Santa, que se me hacía larguísima, claro que en esos momentos yo era monaguillo. Los bares y sus dueños, los bailes.

Recordar también el verano, que pasábamos de las noches eternas a los días interminables. A las 4 de la mañana te decía tu padre: ¡anda hijo que hay que ir a carrasalinera a segar y mientras llegamos amanece! Las 9 de la mañana y mirabas el camino para ver si llegaba el almuerzo del segador, que nos daban aquellos animales del reciclaje. Llegaban las 10 de la noche y todavía quedaba tiempo para después de cenar salir un ratito al fresco de la calle.

No quiero acabar sin tener un recuerdo para las primeras comisiones que sin apenas recursos se empeñaron en que tuviéramos otras fiestas diferentes. Recuerdo que venían al chiringuito ¿cuánto dinero hay en la caja de zapatos? Hay Dios, si vengo de contar lo que tenemos y los músicos terminan dentro de una hora y no tenemos dinero para pagarlos. Pero bueno, con el tesón de algunos y el esfuerzo de todos, se empezó a hacer el camino para que las siguientes comisiones lo fueran teniendo un poco más fácil. Claro que llegamos a algunas que tuvieron que tomar decisiones que no fueron populares, como subir cuotas para fiestas y obras, ¡pero a la vista está el resultado! Con esfuerzo y trabajo salieron adelante.

Y ya para terminar quiero dirigirme a los más jóvenes, ¡jóvenes entraditos!, ya que son ellos los que tendrán que continuar y coger la Comisión en sus manos, tendrán que tomar decisiones, algunas no serán populares porque los tiempos cambian y debéis ser un ejemplo para los que vienen detrás, porque para los mayores el tiempo pasa más deprisa. Creo sinceramente que las inciaitivas de la juventud valen tanto como la experiencia de los viejos.

Como habéis visto, yo no me ganaría la vida como pregonero, pero sí creo que la misión de un pregonero es decir:

¡QUEDAN INAUGURADAS LAS FIESTAS DE SAN BENITO 2008!

¡VIVA OTONES DE BENJUMEA!

¡VIVA SAN BENITO!