Vigésimo segunda edición de la matanza

Nunca llueve (o nieva en este caso) a gusto de todos, dice el refrán popular. Tanto hemos deseado la lluvia en estos tiempos de sequía que parece que quisiera hacerse presente incluso en aquellos momentos en los que no es tan bien recibida. Pero, qué le vamos a hacer!, a mal tiempo, buena cara. Y esa ha sido la actitud general de los más de doscientos socios e invitados que no han querido perderse esta cita anual con la fiesta popular de la matanza. En efecto, ni el frío ni la nieve han impedido que una vez más, y ya van veintidós, se haya producido el encuentro de familiares y amigos en torno a esta tradición gastronómica tan arraigada.

Desde primeras hora de la mañana, los miembros de la junta directiva se han afanado por tenerlo todo a punto para que la degustación de los productos del cerdo fuera del agrado de todos los comensales. Y así ha sido a pesar de las dificultades metereológicas que han impedido que los actos programados pudieran celebrarse al aire libre. No ha importado mucho; se ha habilitado el salón multiusos de la Casa del Marqués y el amplio espacio del bar La Panera para acomodar a todos los asistentes, consiguiéndose, si cabe, un ambiente tan festivo o más que el de otras ocasiones. El mal tiempo solo ha sido una anécdota que nos servirá para recordar mejor esta edición de la matanza.

Después de la animada comida y como no ha sido posible cumplir el programa en lo que se refiere a la práctica de los deportes autóctonos, se ha prolongado la sobremesa hasta bien entrada la tarde. Algunos invitados han aprovechado para ver los Museos de Otones.

La jornada ha finalizado con la actividad “animación en La Panera”, que tantos seguidores tiene entre los distintos grupos de edad.

Felicitamos a la Junta Directiva por la excelente organización de la jornada, a pesar de lo adversidades ocasionadas por el mal tiempo. De la misma forma, deseamos que esta popular fiesta se siga celebrando durante muchos años más.