En muchas ocasiones hemos oído a nuestros abuelos y a nuestros padres expresiones como las siguientes: “las nevadas de antes eran de medio metro de espesor” o “caían granizos como huevos de gallina” y otras parecidas.
Una prueba de que no exageraban lo más mínimo nos la ofrece el diario salmantino El Adelanto que, en su edición de 5 de junio de 1930, recoge la siguiente información:
“En Segovia. Cosechas perdidas y labradores en la miseria. Se reciben noticias de que en varios pueblos de esta provincia el temporal de tormentas y lluvias de granizo ha destrozado por completo las cosechas, especialmente en el pueblo de Benganzones, donde la piedra formó espesor de medio metro de altura.
En Otones, los labradores han quedado en la miseria, habiendo visto destrozados sus campos, cuyos productos se valúan en dos millones de pesetas.
Los labradores anuncian que no podrán pagar este año la anualidad que les corresponde satisfacer al Estado por la compra de unos terrenos”.
Estos pagos, como todos nuestros lectores recordarán, están referidos a la compraventa que se hizo del término de Otones en 1927.
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