Como se explica en el Museo Etnográfico de Otones, la costumbre de las igualas consistía en ajustar anualmente la prestación de determinados servicios por una cantidad de trigo o cebada. Estos contratos se solían hacer por San Miguel (29 de septiembre).
A finales del siglo XIX las cantidades que se pagaban eran las siguientes: al médico, fanega y media de trigo, por vecino; al boticario, tres cuartillas de trigo, por vecino; al veterinario, una cuartilla de trigo cada vecino que tuviera ganado vacuno, caballar, mular o asnal; al maestro de escuela, una cuartilla de trigo por cada chico de cinco a doce años de edad (de familia pudiente).
También se utilizaba este sistema de trueque con los herreros, herradores, carpinteros, esquiladores, vaqueros, guardas, pastores, etc. De la misma forma se hacía en las tiendas, en las que el uso del dinero no era, por tanto, muy frecuente.
De nuevo, la prensa escrita del momento nos ofrece el dato sobre este asunto a propósito de la contratación del médico, aunque de una forma muy sutil. En este caso, es el Boletín de Segovia el que en su edición de 27 de setiembre de 1886 inserta la siguiente noticia:
Alcaldía de Otones. Se halla vacante la plaza de médico titular de este pueblo, su dotación es la de 50 pesetas por la asistencia de cuatro familias pobres y casos de oficio, siendo trato convencional con los demás vecinos acomodados que ascienden al número de sesenta. Los aspirantes dirigirán su solicitud al Presidente de este Ayuntamiento… El Alcalde, Cecilio García.
Si queréis saber cuánto suponía en dinero la iguala en cada uno de estos oficios, tened en cuenta que el precio del kilo de trigo estaba en torno a las 0,25 pesetas.
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