A pesar de las dificultades derivadas de la pandemia del COVID-19 y de las restricciones impuestas por el estado de alarma, la fiesta de San Antonio ha podido celebrarse, al menos con alguno de sus actos más representativos, justo en su día, esto es, el sábado 13 de junio. Observando, eso sí, todas las medidas de seguridad establecidas. Gracias a la junta directiva por esta decisión.
La misa se ha oficiado al mediodía. En este acto religioso, para el que se ha completado el aforo permitido, se ha glosado brevemente la figura de San Antonio, destacando la popularidad e influencia del santo franciscano que vivió a caballo entre los siglos XII y XIII.
Acto seguido, ha tenido lugar la interpretación de la canción “Los pajaritos de San Antonio”. Casi un centenar de participantes se han dado cita en la plaza para cumplir con uno de los actos más emblemáticos y emotivos de esta fiesta. No muy diferente, para que se nos entienda, y salvando las distancias, a lo que supone el cántico del “Pobre de mí” para los pamplonicas al finalizar los sanfermines o de las salves rocieras para los asistentes a la romería del mismo nombre en tierras almonteñas.
La distancia física entre los asistentes y el espacio tan abierto que suponía el nuevo escenario de emergencia de este año no han contribuido en mucho a la calidad de la interpretación. Pero en esta ocasión, eso no era lo más importante, lo verdaderamente significativo era el hecho de hacerlo, de hacerlo juntos y de entenderlo como un símbolo de la resistencia de Otones ante la adversidad.
Según algunas fuentes, la canción de Los pajaritos sería un poema característico de la tradición oral que se empieza a popularizar ya en el siglo XV. Su origen estaría en una leyenda relacionada con San Antonio cuando tenía 8 años. Se trataría, al respecto, de una ingenua invención de la devoción popular a cerca de la niñez del santo, que con el paso del tiempo se integraría en el género literariomusical de los romances, creaciones que podían ser cantadas o declamadas o intercalando ambas manifestaciones. Otras fuentes sitúan esta canción ya mucho más tarde, en el siglo XVIII. Las versiones que se han hecho de esta composición son muy numerosas, destacando y utilizándose más entre nosotros la del gran etnógrafo y musicólogo Joaquín Díaz o la del Nuevo Mester de Juglaría, el grupo más importante del folk español.
Sea como fuere, lo que ahora más nos interesa resaltar es que nuestras madres, nuestras abuelas y sus antepasadas de muchas generaciones anteriores, ya utilizaban esta canción de Los pajaritos para arrullar a sus hijos pequeños, para proporcionarles protección y seguridad y para ofrecerles un sueño reparador. Razones más que suficientes para estar en la programación festiva y explicar los sentimientos que genera su interpretación.
Esperamos y deseamos que la próxima edición de la fiesta de San Antonio pueda celebrarse en condiciones normales. Salud para todos.